2ª clase

La clase de hoy era de Matemáticas. Antes de empezar la clase, les cambié de sitio a todos y los puse en esquina, para poder tenerlos a todos en mi campo de visión, sobre todo porque B estaba en un ángulo muerto y quiero saber qué entiende realmente y qué no. Además S y J se conocen desde que S tenía 4 o 5 años y J está acostumbrado a cuidarla. La moví 4 sitios más allá, junto a B y R. J se mostró preocupado porque siempre están juntos. Tuve que explicarle que no pasaba nada, que estaba en la misma clase, que si había algún problema, él podría ayudarla pero que quería que ella hablara con otras personas. De la clase del otro día, S es muy alegre y dicharachera y si están juntos ellos dos, prácticamente no me hace caso porque J le presta atención y le da coba. 

Por cierto, S me enseñó dibujos que hace ella porque le gusta mucho dibujar y en casa siempre dibuja (como me contó ella misma) y son muy bonitos pero parecen dibujos de una niña de unos 7 u 8 años (S tiene 30). No es "dibujos de una adulta que dibuja mal", sino "dibujos de una niña que dibuja bien", así que yo de ahí supongo que esa es más o menos su capacidad de abstracción.

Como sigo en modo "conocer a mi grupo y ver qué nivel tienen" planteé una actividad muy sencilla de cálculo. Sé que hay por lo menos 2 personas que tienen serias dificultades para sumar y restar, incluso cantidades pequeñas por eso llevé dos cajas de botones, en total, unos 500 para que pudieran contarlos y tuvieran algo visible y tangible. Creo que teniendo en cuenta que las personas sordas son muy visuales, lo mejor para algo tan abstracto como son las matemáticas es tenerlo delante y poder manejarlo. He pensado en conseguir un ábaco, pero de momento, tendrán que ser botones.

Hasta ahora, por lo que he visto de los materiales anteriores, solo han hecho cuentas en un papel por decenas, centenas y aquellos más habilidosos, por miles, pero sin dibujos ni problemas escritos.

Escribí el número 30 en la pizarra y les pregunté qué número era ese. Quería asegurarme de que todos reconocían los números y sabían qué cantidad era. Luego, les di un puñadito de botones al azar (salió entre 12-14 botones por persona). Les pedí que lo contaran y después puse el resto de los botones en el centro del aula y les pedí que vinieran a buscar los botones que les faltaban. Debían pensar cuántos botones faltaban. Elegí el número 30 porque no quiero que aquellos que saben sumar sin problema piensen que no les tomo en serio pero tampoco quería un número muy elevado para los que tienen serias dificultades.

En principio, es una resta sencilla pero las dificultades, aparte del conocimiento matemático, son obvias: por un lado está mi capacidad de expresión en lengua de signos (que es limitada, aunque ponga varios ejemplos, lo explique de distintas maneras y haga mimo de lo que tienen que hacer) y por otro, su capacidad de comprensión en lengua de signos de mis instrucciones, que también es limitada. 

De entrada, solo J, un hombre de unos 80 años que tiene una gran capacidad de cálculo, entendió el ejercicio y lo resolvió correctamente a la primera. Esto sirvió para que los demás vieran lo que había que hacer, ya que se levantó, vino, contó sus botones y volvió a sentarse juntando los botones con los que ya tenía. 

D también destaca en matemáticas aunque debido a su capacidad limitada en lengua de signos (sospecho que la LSE no es su lengua materna, tengo que hablar con él), los problemas le cuestan más que las cuentas. No obstante, fue capaz de hacerlo con bastante rapidez y se mostró muy satisfecho. Le gustan las matemáticas, parece entenderlas mejor que "las palabras". 

R sabe hacer cálculo mental aproximado. En seguida me dijo que, más o menos, toda la clase, en total, tendría unos 200 botones. Sin embargo, le costó un poco más ponerse a contar concretamente. Aún así, acabó con sus 30 botones aunque no estoy segura de que sea con una resta. Tal vez solo contara hasta 30, pero sigue siendo una solución a la que S y B no llegaron. Creo que F resolvió el problema de una forma parecida y también se mostró muy satisfecho de haberlo conseguido.

Por su parte, S se acelera. Tiene muchas ganas de aprender y de entender las cosas pero como va con prisa, le cuesta pararse a pensar. De todas formas, sabe contar pero le cuestan mucho las matemáticas. Aún así se dio cuenta de que 30 era 3 veces 10 y contó sus botones hasta que fueran 3 veces 10. Después, le expliqué que había empezado con 12 botones, que luego cogió más botones y que en total, había 30 botones. Le pedí que contara los nuevos botones que estaban en otro montón aparte. Lo hizo pero seguía sin entender cómo se relacionaban los dos montones (en parte, yo creo, porque estaba ansiosa por hacerlo bien). Le hice un dibujo en un papel, en un círculo puse muchos puntos y escribí 12, en otro círculo hice lo mismo y escribí 18. Luego hice un círculo que cubría a los otros dos y escribí 30. Parece que lo entendió aunque no del todo. Sin embargo, le gustó la idea de los círculos y los puntos y para el siguiente problema, intentó reproducirlo aunque todavía no entiende el mecanismo. Seguiré trabajando así con ella.

Y llegamos a B. B sabe contar sin fallo hasta 6 pero no tiene ninguna comprensión de lo que son los números, ni de lo que representan. Cuenta hasta 6 por repetición, porque ve que el resto lo hace, porque yo se lo he enseñado con botones, pero no ve la relación entre 6 botones y 6 dedos, no sabe qué significa eso y, mucho menos, sabe para qué sirve. Con él, lo reduje a 10 botones y así fue que comprendí que no llega hasta 10 sin ayuda y que, de todas formas no entiende los números ni las operaciones. Probé a explicarle la suma con círculos de botones, igual que hice con S, pero él contaba botones hasta que yo le dijera "para" (o, sospecho, hasta que hiciera algún movimiento que demuestre que ha llegado al límite). Es muy perspicaz, se da cuenta de todo, copia muy bien y si no estás pendiente, puede parecer que te entiende y que sabe lo que está haciendo (lo hace a propósito, cosa que está muy bien para tener un mínimo de contacto social pero no para estas cosas concretas). Sin embargo, intento que me repita lo que yo le he dicho y no puede. No sé si porque no sabe expresarse bien o porque no lo ha entendido bien. Sin embargo, responde correctamente a órdenes sencillas y frases cortas. Al final de la clase le dije "espera, vamos juntos" y se paró a esperarme. Le pregunté "¿dónde está tu padre?" y me señaló dónde estaba. 

Su padre me dijo que lleva toda la vida en España, que en su casa nadie habla LSE aunque sabe que deberían, que va una vez al mes a clases. Por lo visto, ha estado en varios colegios pero hace 8 años lo sacaron del último en el que estaba porque le habían pegado y hasta este año, había estado sin hacer nada. Tiene 34 años. Su padre me dijo que tiene un retraso mental, como yo sospechaba. Yo le dije que le puedo ayudar, pero que estoy limitada porque, entre otras cosas, estas clases son de alfabetización y yo no soy especialista en esto. Le sugerí que se informara mejor y buscara una mediación comunicativa o una trabajadora/educadora social además de estas clases para que gane autonomía. Él quiere, sobre todo, que su hijo tenga una novieta.

Después les puse por parejas para que sumaran sus botones (60 en total) y llegaran hasta 100. En principio, es el mismo ejercicio que antes aunque con cantidades mayores, pero yo quería ver cómo trabajaban en parejas y, una vez más, ver si me entendían. Mezclé a los que saben con los que no, S con R, J con B y D con F para ver como trabajan juntos. 

J quería, cómo no, estar con S, pero me negué y le dije que a veces podría y a veces no. Es muy resolutivo pero no sabe explicar las cosas, no tiene paciencia. Intenté que explicara a B cómo hacía su cálculo, que interactuara con él pero no puede. De entrada, se enfrentó un poco a mí pero cuando le expliqué porqué hago las cosas que hago, porqué le separo de S y les hago trabajar en parejas, se relajó y me dio la razón.

R iba por el buen camino aunque sigue con su cálculo mental aproximado y no se centra para algo más concreto. Al principio, entendió que yo quería saber cuántos botones teníamos entre los tres grupos (es decir 60+60+60). No estoy segura de que me entienda todo lo que le digo y a mí me cuesta entenderle cuando se explica. S iba contando uno a uno. No estoy segura de que me hubieran entendido. R quiso sumar montones por escrito pero su cálculo era erróneo y no entendí muy bien su razonamiento. 

D y F trabajaron por separado. Cada uno contó sus botones y realizó sus cuentas aparte. Como D es muy rápido, le pedí que lo hiciera por escrito porque le cuesta más calcular con botones que sin ellos. Me sumó tres montones de 60, el total de toda la clase (creo que no entendió bien mi explicación, pero puede que le distrajera R que estaba haciendo ese cálculo). El resultado es que tenían 60 botones en el medio y 40 cada uno por su lado. Les pedí que me dijeran cuántos tenían en total y les escribí "40+60+40=" pero tener 3 números les desubicó (están acostumbrados a sumar 2 números, ya sean grandes o pequeños. Es decir, a ver un número encima del otro, no tres números uno encima del otro aunque él mismo había sumado tres veces 60). De todas formas, se lo expliqué separando dos números y sumándolos, y sumando al resultado el otro número y ahí lo entendieron. D disfrutó muchísimo con esta nueva posibilidad/dificultad. 

Mi dificultad principal para el futuro va a ser cómo incluir a B en las clases de matemáticas en particular (y en todas, en general). Claramente, tiene otras necesidades que no encajan con las del resto del grupo y, aunque me gustaría ayudarle individualmente, creo que le viene bien relacionarse con los demás porque es muy vivo y creo que puede aprender mucho copiando del resto. Eso, y sentirse partícipe de algo que hacen todos, que siempre sienta bien.

Por otro lado, S me pidió muchísimo, me insistió que quería leer, que si ella y yo íbamos a leer juntas, que yo le enseñara a leer. Le dije que por supuesto, pero que tenia que tranquilizarse porque aprender es un proceso muy lento, que va poco a poco y que si te aceleras, cuesta mucho más. Está entusiasmada y esto mismo me lo dijo 3 veces, para asegurarse de que lo había entendido, de que yo la enseñaría a leer.

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